miércoles, 27 de octubre de 2010

Señora, creo que se le ha ido la cabeza.

Estoy alucinando. Acabo de leer en el Daily Mail que una madre en Reino Unido no deja que su hija de ocho años coma más de 700 calorías al día, unas 1000 calorías menos de lo que se recomienda para niñas de su edad.
Y todo esto, porque, como la madre tiene un problema de sobrepeso provocado por comer en exceso, decidió cuando la niña tenía dos años que su hija no iba a ser gorda.

¿Se planteó enseñarle hábitos alimenticios saludables? ¿A comer fruta en lugar de chocolatinas? ¿A tomar carne, pescado, verduras en una proporción adecuada?

No; en lugar de eso decidió restringir totalmente lo que comía la niña.

En palabras de Aly Gillardony (la madre), es preferible que la niña tenga anorexia a que sea gorda, porque la anorexia "la puede tratar un psicólogo".

Francamente, no estoy en absoluto de acuerdo con la señora Gillardony. Los problemas alimenticios, sobre todos los que se desarrollan durante la adolescencia, son muy complicados de solventar, muy serios, y afectan en una época clave del desarrollo.

Tanto si se desarrolla anorexia como si se anima a un comedor compulsivo lo único que se conseguirá es marcar a los niños para toda la vida.

Gillardony asegura que la niña ya está obsesionada con los espejos, y que se siente culpable, pero así es como quiere que sea su hija. Ella no quiere una hija gorda, sino una niña popular (y las niñas populares no pueden ser gordas. Textual.
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Esta noticia llega justo cuando iba a comenzar con los temas:Anorexia y Bulimia.

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