martes, 19 de octubre de 2010

Tráfico de órganos - ¿Verdad o no?

El tráfico de órganos consiste en el transporte y cesión de órganos con el fin de obtener un beneficio económico. Esta actividad se considera ilegal en gran parte del mundo. En las últimas décadas defensores de los derechos humanos han denunciado casos de presunto tráfico de órganos en China y otros países, como la antigua Yugoslavia y Mozambique. El tráfico de órganos es también el tema de una popular leyenda urbana.
Denuncias de tráfico de órganos

 La situación china

Existen pruebas de que en China se extraen habitualmente órganos a los presos condenados a muerte, con o sin su consentimiento. El disidente chino Harry Wu y la Laogai Research Foundation acusan al gobierno chino de promover acusaciones y condenas espurias con miras a mantener un mercado próspero de tráfico de órganos. Un informe de Michael E. Parmly apoya estas denuncias, precisando que los órganos de los condenados van a parar a personas adineradas de China y el extranjero. La ONG Human Rights Watch asegura que se obliga a los presos a firmar las autorizaciones. Portavoces del gobierno chino han admitido que en los hospitales del país se utilizan órganos procedentes de condenados a muerte, pero afirman que sólo en unos pocos casos y siempre con el consentimiento expreso de los presos. El 6 de abril de 2007, el gobierno chino aprobó una ley que prohíbe el tráfico de órganos y establece como requisito indispensable para la extracción que el donante ceda voluntariamente sus órganos.

La situación denunciada en China guarda una similitud sorprendente con un relato de 1967 del escritor de ciencia ficción Larry Niven, titulado «The Jig-Saw Man» («El rompecabezas humano»). Niven presenta un futuro en el que a los condenados a muerte se les obliga a donar todos sus órganos, compensando así la deuda contraída con la sociedad. La demanda creciente de órganos lleva a los legisladores a extender la pena de muerte a cada vez más supuestos.

Otras denuncias

Entre 1987 y 2008 la prensa se ha hecho eco de numerosas denuncias e investigaciones sobre tráfico de órganos.

Entre 1987 y 1989, aparecieron en la prensa latinoamericana numerosos artículos que denunciaban el robo de niños para extraerles órganos (como ojos y riñones) que eran enviados al extranjero para implantárselos a niños de familias acomodadas. El primer país en que se produjo la denuncia fue Honduras (1987). Posteriormente, el rumor se extendió a Costa Rica, México, Haití y Venezuela. La antropóloga Véronique Campion-Vicent, que estudió estas denuncias, considera que forman parte de una campaña orquestada por la izquierda contra los Estados Unidos, que aparecen generalmente como beneficiario de los órganos supuestamente robados. Según esta antropóloga, el tratamiento periodístico de estas acusaciones sigue un patrón: se recogen las acusaciones, pero no el desmentido que suele seguirlas. Nunca se presentan pruebas tangibles, porque de hecho no las hay.

En 1992, la policía mexicana inició una investigación sobre una presunta red de tráfico de órganos extraídos a niños, con destino a pacientes estadounidenses. Posteriormente, se ha especulado con la posibilidad de que detrás de los crímenes contra mujeres de Ciudad Juárez pudiera haber una mafia de tráfico de órganos. Sin embargo, en 2003 la Procuraduría General de la República, tras investigar catorce casos, concluyó que las denuncias no tenían fundamento y que no había ninguna prueba de la existencia de una organización de este tipo.

En 2005, una comisión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE) certificó que se habían producido en Ucrania casos de secuestro de niños recién nacidos, presuntamente para utilizar sus órganos en trasplantes y como fuente de células madre.

En 2007, unas monjas españolas afirmaron tener pruebas de este tipo de tráfico en Mozambique, aunque no pudieron precisar si los órganos se destinaban a trasplantes o a rituales de magia negra. 

También en 2007 Luc Noël, coordinador de procedimientos clínicos de la OMS, declaró que había un 'turismo del trasplante' que llevaba pacientes adinerados a países intermediarios, como Suráfrica, Egipto y Pakistán, donde recibían órganos 'donados' a bajo precio.

En su libro de 2008 La caza: los criminales de guerra y yo Carla Del Ponte, fiscal del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, asegura que en 1999 la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo traficó con órganos extraídos a cautivos serbios.

En mayo de 2008 el ministro del Interior argelino Noredin Yazid Zerhouni afirmó que niños argelinos y subsaharianos eran introducidos ilegalmente en Marruecos, donde se les extirpaban los órganos para venderlos en Europa.

En agosto de 2008, las autoridades de Jordania anunciaron que al menos treinta y cinco jordanos habían fallecido entre 2006 y 2008 tras vender sus riñones por 3.000 dinares (unos 2.700 euros) a mafias de traficantes de órganos que operaban, sobre todo, en Egipto y Pakistán.

 El tráfico de órganos como leyenda urbana

Desde al menos comienzos de los años 90 circula en múltiples versiones una leyenda urbana cuyo tema es el robo de órganos. En su versión más común, su protagonista es una persona que se despierta en la habitación de un hotel, en una bañera llena de hielo. Comprende que alguien le ha drogado, y encuentra una nota en la que se la informa de que se le ha extraído algún órgano (por ejemplo, los riñones o el hígado) y se le aconseja que llame al servicio de urgencias para que vengan a buscarlo.

El folclorista estadounidense Jan Harold Brunvand, especialista en leyendas urbanas, afirma en su libro The Baby Train que escuchó por primera vez la leyenda en 1991. En las primeras versiones que circularon, unos amigos descubrían a la víctima tendida en la cama ensangrentada de un hotel o en el suelo de una habitación, o apoyada en la pared de un edificio. Sólo al acudir a urgencias averiguaban la verdad. Hacia 1995, la historia mutó: la víctima despertaba sola en una bañera llena de hielo, con una nota de sus verdugos: «si quieres vivir, llama al 911» (teléfono de Urgencias). La víctima era ahora un hombre de negocios, y el lugar de los hechos solía ser Las Vegas. En 1997, la historia se difundió a traves de la Red con una cadena de correos electrónicos. La localización cambió a Nueva Orleans y Houston, entre otras ciudades. El rumor cobró tanta fuerza que el 30 de enero de 1997 el Departamento de Policía de Nueva Orleans tuvo que lanzar una página web para desmentirlo.

En España, las versiones que circulan suelen tener como protagonista a un adolescente que realiza un viaje de estudios a Estados Unidos. En algún garito, liga con una mujer fascinante y se separa de sus amigos. Tras una noche de excesos, despierta al día siguiente en una bañera llena de hielo. Sus compañeros y profesores lo llevan al hospital, donde descubren que le han extirpado un riñón.

Según Barbara Mikkelson, los elementos fundamentales de la historia pueden proceder de un caso real: en 1988, un ciudadano turco vendió uno de sus riñones y se desplazó al Reino Unido, donde le fue extraída la víscera. De vuelta a su país, denunció los hechos, alegando que había acudido engañado, sin saber lo que iba a sucederle. Según su versión, unos hombres de negocios le ofrecieron un puesto de trabajo en Inglaterra. Al llegar al país, le dijeron que le llevaban a un hotel, pero en realidad lo condujeron a un hospital. Allí le drogaron y le extrajeron el riñón. En abril de 1991 se emitió un episodio de la serie de televisión Ley y orden titulado Sonata para órgano solista, quizá inspirado en la noticia de 1988, cuya trama se centraba en el robo de un riñón. Según Mikkelson, la leyenda urbana pudo surgir de este episodio. En realidad, el tratamiento cinematográfico del tema se remonta a finales de los años 70, cuando se estrena la película estadounidense Coma (1978), dirigida por Michael Crichton y protagonizada por Michael Douglas, adaptación de la novela homónima de Robin Cook (1977). La película presenta a un grupo de cirujanos maléficos que extraen órganos a pacientes comatosos para venderlos en el mercado negro.

Por otra parte, los testimonios de la leyenda recogidos por Vicent-Campon en Hispanoamérica son anteriores al caso aducido por Mikkelson: el más antiguo se remonta al año 1987, en Honduras. Además, una recopilación publicada en 1989 en Perú, Pishtacos: de verdugos a sacaojos, muestra la continuidad entre la leyenda urbana sobre tráfico de órganos y relatos tradicionales muy anteriores sobre los pishtacos, hombres blancos que raptaban indígenas para degollarlos y sacarles la grasa. Ésta se enviaba luego a España, donde se empleaba en la fabricación de campanas, la preparación de ungüentos medicinales y la lubricación de maquinaria. A partir de 1987, los rumores sobre pishtacos reaparecen en Ayacucho, la zona de Perú más castigada por el terrorismo de Sendero Luminoso. Los pishtacos son ahora gringos que matan niños y jóvenes para extraerles la grasa, con la que el gobierno amortiza la copiosa deuda externa del país. En 1989, el rumor aparece, transformado, en Lima: los atacantes se llaman Sacaojos, pues extraen los ojos de los niños y trafican con ellos.

En España, encontramos una figura similar al pishtaco en el Sacamantecas, que supuestamente robaba niños para extraerles las mantecas (la grasa corporal), que se utilizaban para aliviar las dolencias de los nobles. José Manuel Pedrosa vincula esta leyenda con la creencia antiquísima en el vampirismo y los llamados «crímenes médicos», casos en que, supuestamente, unos delincuentes raptan a niños o jóvenes para extraerles su sangre o su grasa corporal. En España, los rumores de este tipo cuentan con al menos tres siglos de vigencia. En el siglo XX, autores como Ramón Gómez de la Serna, Gerald Brenan, Alfonso Sastre, Manuel Vicent y Bernardo Atxaga les han dado un tratamiento literario o documental.
En la película Minority Report (2002) de Steven Spielberg, ambientada en un futuro distópico, el personaje debe recurrir a un traficante de órganos para evitar ser capturado. Concretamente le pide que le haga un trasplante de ojos, dado que la policía puede identificar a las personas con la lectura del iris. En un momento de tensión de la película, cuando unas arañas mecánicas inspeccionan a diversos sospechosos, el personaje debe abrir un ojo antes del tiempo requerido para que la operación salga con éxito.
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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Estuve buscando una pista que me diera de alguna manera, la seguridad de ser verdad. Este tipo de rumores se esparcen fácilmente y las personas tienden a creer en ellos. El texto acá publicado en cierta forma, me convence. Todo esto surge a partir de un sitio supuestamente bueno, donde está tratado de manera convincente. Pero...algo me dijo que debía indagar bastante más al respecto. Igual no está dicha la última palabra, como en varios tópicos inquietantes.
Maitri

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