domingo, 21 de noviembre de 2010

Frutas desecadas, golosinas naturales:

Frutas desecadas, golosinas naturales. Son una excelente combinación con los cereales, en el desayuno, ya que lo enriquecen en vitaminas, minerales y fibra, ideales para niños y personas de todas las edades .


Son un complemento reconstituyente. que aporta azúcares y calorías, por lo que un complemento muy apropiado cuando se practican deportes de larga duración o esfuerzos físicos intensos, aunque se desaconsejan en caso de sobrepeso y obesidad, pues su contenido calórico es de cuatro a seis veces superior respecto a la fruta fresca, además por su contenidop en azúcares simpls no son adecuados para diabeticos.

Su contenido en fibra, las convierte en alimentos interesantes en distintas situaciones o enfermedades. Su aporte en fibra soluble, hace que tengan capacidad de formar geles viscosos que fijan la grasa y el colesterol, con lo que disminuye la absorción de dichas sustancias, por la cual el comsumo moderado de frutas desecadas es positivo en caso de hipercolesterolemia, siempre y cuando ésta no va asociada a exceso de peso. En particular las ciruelas y los higos desecados contienen gran cantidad de fibra insoluble, son alimentos muy eficaces para tratar el estreñimiento, aumenta la velocidad de tránsito intestinal y poseen un efecto laxante, disminuyendo el colesterol total, por lo que se reduce el riesgo de hipercolesterolemia y cáncer de intestino.

Las ciruelas son una fuente de riqueza para nuestra salud, proceden del Tuquestán, fueron introducidas en Italia en tiempos de Catón (149 a.d. C.) y pronto se extendió por toda Europa. Poseen además de potasio y magnesio, una elevada cantidad de hierro y vitamina B, aunque destaca sobretodo por su riqueza en fibra, que resulta muy eficaz para luchar contra el estreñimiento.

Generoso en proteínas, grasas e hidratos de carbono es el coco, este fruto es indispensable en la existencia cotidiana de millones de habitantes en los trópico, puedes la pulpa del coco desecada, lavada, pasteurizada, blanqueada y desmenuzada. El dátil es excelente para los huesos y para prevenir la osteoporosis. Es muy energético, posee mucho calcio, hierro y vitamina C. Durante el invierno se consumen bastante los higos en estado seco, ya que facilita su conservación. En su reducido volumen es muy nutritivo, fácil de digerir, de un sabor agradable y también es muy rico en fibra.

Orejones es el nombre con el se conocen comúnmente a los albaricoques secos. Es un interesante alimento para la piel ya que aporta una gran cantidad de provitamina A, además de hierro, cobre, potasio y magnesio, componentes que resultan de gran utilidad para el trabajo muscular y la buena recuperación, reclamo suficiente para que los deportistas lo empleen como tentempié. Las pasas, contienen excelentes azúcares, su consumo es muy beneficiosos para el hígado, aportan una buena dosis de calcio, y su ingesta es recomendable tanto para los niños como para las embarazadas.
Son fuente excelente de potasio, calcio, hierro y de provitamina A (beta-caroteno) y niacina o B3. La vitamina C, en mayor cantidad en la fruta fresca se pierde durante el desecado. Constituyen una fuente por excelencia de fibra soluble e insoluble, lo que le confiere propiedades saludables para mejorar el tránsito intestinal. El aprovechamiento del calcio de estos alimentos es peor que el que procede de los lácteos u otros alimentos que son buena fuente de dicho mineral.

El potasio es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso, para la actividad muscular normal e interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. El beta-caroteno se transforma en vitamina A en nuestro organismo conforme éste lo necesita. Dicha vitamina es esencial para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, además de tener propiedades antioxidantes. El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante. La vitamina B3 o niacina interviene en distintas fases del metabolismo y aprovechamiento de los hidratos de carbono, ácidos grasos y aminoácidos entre otras sustancias.

Las variadas posibilidades que ofrecen en la cocina y, sobre todo, sus importantes aportes nutritivos las están convirtiendo en una manera inmejorable de comer fruta de temporada durante todo el año.
Y es que es uno de los mejores y más antiguos sistemas de conservación de la fruta, ya que este alimento no es ni más ni menos que fruta fresca a la que se somete a un delicado y artesanal proceso de secado

Larga vida
El procedimiento consiste esencialmente en evaporar el contenido de agua almacenado de manera natural en el producto, en este caso, en la fruta. El sol es el artífice natural de esta operación casi milagrosa cuyo secreto se encuentra en los componentes de las frutas: ácidos orgánicos y azúcar, responsables de que con el calor, no se deterioren los alimentos sino, al contrario, se consiga alargar el tiempo en el que se conservan en perfecto estado, es decir, prolongar su vida comestible.
Una gran parte del agua se elimina gracias al calor que provoca el sol, de modo que se pasa de un contenido de un 80% a algo menos del 25%. Además, se consigue una especie de mermelada natural al concentrarse todo el azúcar.

Propiedades saludables
Una de las principales razones por las que las frutas secas son muy recomendables como alimento es que tienen un alto valor nutritivo, ya que al desecarse, pierden el agua y buena parte de la vitamina A y la vitamina C, pero el resto de sus nutrientes quedan intactos.

Algunos incluso aumentan su composición, como el azúcar. Ejemplo de ello son los higos, muy ricos en glucosa, fructosa y sacarosa, pasan de una concentración de18 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto, a aportar más de 60 gramos por la misma cantidad de alimento.
Y todo ello sin sufrir perdidas de minerales, proteínas o vitaminas del grupo B. A pesar de ello, no aportan calorías en exceso al cuerpo humano. Una ración de 50 gramos de esta fruta contiene, aproximadamente, 150 kilocalorías y 30 gramos de azúcar. Pero hay que tener en cuenta que no poseen grasa alguna.
Sin embargo, sí hay algo con lo que se debe tener especial cuidado, ya que ese alto contenido en azúcar puede resultar muy nocivo para las encías y los dientes, zonas a las que se adhiere con facilidad y da más tiempo para que las bacterias fabriquen el corrosivo ácido que se forma en el esmalte. Se debe moderar la ingesta para mantener el balance o equilibrio en la glucemia de la sangre.

Alto contenido en fibra y minerales

El alto contenido en fibra es otra de las características de manzanas, plátanos, uvas y ciruelas pasas. Se puede decir que contienen en torno a 20 gramos por cada 100 gramos de fruta, lo que significa una gran ayuda para conseguir el aporte diario necesario de fibra. Los higos son los productos de este tipo que más fibra aportan.

Los minerales son otro de sus puntos fuertes. Contienen, sobre todo, hierro y potasio, pero también otros como el magnesio. En concreto, los higos ofrecen una buena cantidad de estos tres, y además, manganeso, zinc y calcio. De este último aporta más de 150 miligramos por cada 100 gramos de alimento.

El proceso de secado se puede llevar a cabo con casi todas las frutas que se quiera, pero las más habituales y consumidas son los higos, los albaricoques, la manzana, los dátiles (provenientes de Oriente Medio y el norte de África) las ciruelas o las uvas. Las que más se emplean para deshidratarse, es decir, para comer como uvas pasas, son las de Moscatel, Málaga, Sultana y Thomson. Resultan un alimento muy nutritivo y se emplean para preparar hojas de vid rellena, cuscús y tayines.

Los distintos tipos de de secación son:

Desecación natural al sol. Las frutas se dejan secar al aire libre, por lo que este proceso sólo se puede llevar a cabo en las regiones muy favorecidas por el clima. Este procedimiento da excelentes resultados y conserva todo el sabor y las cualidades de la fruta.

Desecación por calor artificial. El horno garantiza buenos resultados, porque permite regular la evaporación de manera progresiva. Se comienza a una temperatura baja, de 45 a 50 grados, que se va elevando progresivamente hasta 65 ó 70, según la clase de fruta tratada.

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