jueves, 18 de noviembre de 2010

La primera fotógrafa aérea fue... una paloma.




Por Javier Peláez.
Nos trasladamos a un pequeño pueblo alemán llamado Kronberg, cerca de Frankfurt, para conocer a un joven farmacéuticom, sorprendentemente ingenioso, llamado Julius Neubronner.

Entre las muchas aficiones del joven Julius se encontraba la colombofilia, un hobby que utilizaba para comunicarse con los pueblos vecinos y que terminó por aplicar a su trabajo de farmacéutico: recibía recetas desde el Hospital del vecino pueblo de Falkenstein. Y mediante el mismo método, palomas mensajeras, les abastecía con los medicamentos que necesitaran urgentemente.

Aquel intercambio de recetas y medicamentos le llevó a otra sorprendente idea. ¿Por qué no acoplar una cámara fotográfica a estas palomas y tomar fotografías desde el aire?

Nos encontramos a principios del siglo XX y Julius Neubronner se puso a trabajar ideando una pequeña cámara tan liviana como para que las palomas la pudieran transportar. Así, en 1903 ya tenía listo su primer artilugio: una diminuta cámara con sólo 75 gramos de peso.

Un invento tan increíble que fue rechazada en un primer momento por el funcionario de Patentes que no creía que aquello funcionara de verdad...

Sin embargo un año más tarde, en 1904, las palomas mensajeras de Neubronner ya estaban volando, convirtiéndose así en las pioneras de la fotografía aérea.
Por suerte aquellas primeras imágenes aéreas aún se conservan y nos muestran los alrededores de su pueblo, con bellas vistas como las siguientes:
Las improvisadas palomas fotógrafas de Julius Neubronner se hicieron muy famosas por aquella época e incluso se comenzaron a vender postales con las imágenes que las aves iban tomando. Mientras tanto, Neubronner continuó perfeccionando sus pequeñas cámaras hasta que en 1907, consiguió dispositivos de tan solo 4 centímetros.
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