viernes, 22 de abril de 2011

Jesus hoy


Las instituciones que se denominan Iglesias y sus creyentes han conmemorado durante 2000 años la pasión y muerte de Jesús y también celebran su resurrección, pero se han preguntado por qué año tras año simbólicamente vuelven a subir a Jesus a la cruz para crucificarle de nuevo. Si la cristiandad fuera plenamente consciente de que Cristo vive en cada uno, no haría falta representar tanto dolor, ni la cruxifición, ni la muerte de Jesús, pues El, que ha resucitado, no necesita ninguna representación, El ya vive en nosotros. Sin embargo, la gran mayoría de entre los llamados cristianos siguen venerando al dios externo, es decir, al dios de las iglesias, pues pocos han aceptado y cumplido las enseñanzas de Jesús de Nazaret; muy pocos han llevado al mundo al gran Portador de la paz, como un mensaje real de amor, de paz y de unidad. La mayoria de los llamados cristianos sigue crucificando cada día al Cristo de Dios.

Su enseñanza de la paz, de la unidad, del amor, de la reconciliación,  es predicada de vez en cuando en las Iglesias, pero en primer plano están los dogmas, los ritos, los sacramentos, toda la enseñanza eclesiástica como tal. Sin embargo Jesús de Nazaret nunca fundó una iglesia de piedra, jamás habló de dogmas, ni tampoco de sacramentos; Él no nombró curas, obispos o cardenales, pues Él fue un hombre del pueblo y no un hombre de iglesia. No obstante los dogmas se han adornado con las enseñanzas de Jesús, mezclándose de tal forma que para muchos creyentes es dificil distinguir qué es cristiano y qué es catolico.

Jesús de Nazaret nos enseñó la reconciliación y la paz. Él, el príncipe de la paz, dijo: «Envaina tu espada, pues quien a espada mata, a espada muere»(Mt 26, 52) ¿Y que sucede en la actualidad? Las enseñanzas de Jesús de Nazaret que son la Buena Nueva del amor de Dios, de la paz y de la unidad, no han sido llevadas realmente al mundo por la Iglesia, sino que sus representantes han traído todo lo contrario, infundiendo miedo y horrores, lo que hoy día todavía es así. Pensemos en el mensaje amenazador de la condenación eterna, en el infierno, en los pecados mortales, en los anatemas, en las excomuniones y en las guerras santas. Todo esto ha creado a lo largo de generaciones la imagen de un dios castigador, que nada tiene que ver con el verdadero Dios del amor y de la misericordia.


Vida Universal
Maximiliano Corradi

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