lunes, 11 de abril de 2011

Consuelo Anguix es maestra-grafoterapeuta en Madrid y su trabajo consiste en ayudar a niños y adolescentes a solucionar algunos problemas a través de la reeducación de la escritura. lainformacion.com ha hablado con ella para que nos explique en qué se basa su trabajo.

Consuelo Anguix: "Al escribir proyectamos tanto lo que hacemos como lo que no hacemos"

Y. Álvarez / D. Tesouro
Los movimientos de la escritura pueden decir si somos tímidos, agresivos, creativos o despistados... Al detectarse pueden modificarse estos trazos para mejorar nuestro comportamiento y en definitiva, mejorar nuestra vida. Es una terapia que se lleva a cabo con eficacia en niños y jóvenes y se conoce como grafología o reeducación de la escritura.

Doce movimientos. Ese es el número de trazos que realizamos a la hora de escribir y de que constan todos los idiomas de nuestro entorno. Sin embargo, detrás de ellos, detrás de cada línea y dibujo se esconden nuestros comportamientos y nuestras emociones. Esto es justo lo que estudia la grafología, una técnica dedicada a analizar la escritura y descubrir así nuestros rasgos de personalidad.

Algunos sabrán que en varios países se utiliza en la selección de personal o que también se usa en criminalística, pero quizás desconozcan el concepto de grafoterapia o reeducación de la escritura.

Consuelo Anguix es maestra-grafoterapeuta en Madrid y su trabajo consiste en ayudar a niños y adolescentes a solucionar algunos problemas a través de la reeducación de la escritura.

Muchos llegan a su consulta para tratar problemas de disgrafía (mala letra) y después saltan a la palestra otros que no estaban tan a la vista como baja autoestima, déficit de atención, problemas de relaciones sociales, timidez…

La edad recomendable para empezar este tipo de terapia es los 8 años, ya que la grafía a esta edad todavía no es la definitiva pero ya consigue escribir bastante bien.

¿Cómo es este proceso?

Primero se realiza un análisis de la letra para detectar alguna sintomatología, que consiste en ver cuáles de esos doce movimientos hace el niño de manera incorrecta. Como describe Consuelo Anguix “se trata de hacer una radiografía de la personalidad del niño o adolescente de ese momento a través de su grafía”.

En este proceso puede detectarse que simplemente el niño escribe mal: tiene problemas de psicomotricidad fina porque coge mal el bolígrafo, porque no se sienta bien, etc.
Si aparece una sintomatología comienzan a trabajarse esos movimientos que están más afectados con esa área. Por ejemplo, “un niño tímido tendrá, en principio, una letra inclinada hacia la izquierda con los finales muy cortitos, muy pegada, con la presión fina…”, cuenta Consuelo. Esos movimientos son los que deben corregirse primero.

¿Cómo se trabaja?

El trabajo siempre se realiza gracias a unas plantillas y los ejercicios son siempre personalizados.

“Todo eso se va interiorizando y poco a poco el niño va cambiando. Los padres van notando como se va comunicando más y cómo ya no tiene tantos miedos sociales”, resume Consuelo. Esta es la idea básica de la reeducación gráfica.

Su filosofía no es “cambiar la letra, si no mejorar aquellas partes de la letra que afectan a los síntomas que queremos mejorar”. Consuelo subraya también que “es muy interesante a nivel preventivo”.

Las sesiones son quincenales aunque el primer mes son todos las semanas. Algunos niños necesitan continuar con sesiones semanales porque “hay que tirar más de ellos”.

Las sesiones

“En la sesión nos interesamos por la vida del niño: cómo es su vida escolar, qué tal le ha ido la semana, qué tal los quince días… Después ellos escriben sin ninguna pauta (libre o copiado), y esa escritura nos sirve para analizar su evolución, aunque terapéuticamente seguimos el copiado porque así tenemos la misma pauta, el mismo ejemplo”, resume Consuelo.

Los niños o adolescentes llevan los escritos que han hecho durante la semana, Consuelo los corrige y les da nuevos ejercicios que deben hacer cada día durante 15 ó 20 minutos.

“Mi parte es detectar lo que les pasa, poner los movimientos (ejercicios) que les ayuden y ver que las mejoras que se obtienen no se pasen a otras…”. Además, “cada tres o cuatro meses tengo una reunión con sus padres, nunca delante de ellos y veo cómo influye en su vida”, señala.

Durante un mínimo de seis meses

El tiempo recomendado para este tipo de terapia es de un mínimo de seis meses, aunque a los tres ya se empieza a notar la evolución. El promedio: de un año, entre 9 y 12 meses. También puede llevarse a cabo a distancia a través de vídeos por internet y correos electrónicos.

Algunos padres han conocido esta terapia por el boca a boca, como Elena Arroyo, que llevó a su hijo después de que una amiga se lo recomendará, a otras como Olga Liggeri se lo sugirieron en el propio colegio. Internet también supone un canal importante, a través del cual Ana Martínez dio con esta terapia. Las tres coinciden en la mejora significativa de sus hijos.

Consuelo Anguix es maestra, además de diplomada en Graduado Social y con conocimientos de psicología. Está formada en grafológica en todas sus ramas, aunque especializada en reeducación gráfica.

lainformacion.com

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