viernes, 15 de julio de 2011

El heroico sacrificio de un niño estremece a Australia






Jordan Rice, un muchacho de trece años que dio su vida para que su hermano pequeño pudiera salvarse de las terribles inundaciones que asolan la región australiana de Queensland, se ha convertido en un emotivo símbolo de unidad nacional frente a la tragedia.
El pasado martes, Jordan regresaba de hacer las compras con su madre Donna y su hermanoBlake, de diez años, en la zona de Toowoomba. Las riadas, descritas de proporciones “similares a un tsunami” por los expertos, anegaron rápidamente las calles de la población y atraparon a la familia en el interior de su coche.
Donna hizo una llamada al número de emergencias, que les aconsejó trepar al techo del coche para esperar a la ayuda. Pero según los testigos oculares, el rescate no acababa de llegar, mientras el caudal del agua crecía hasta convertirse en oleaje y ningún transeúnte tenía la capacidad o la voluntad suficiente para ayudarles.
Warren McErlean es el segundo héroe de esta historia. Este vecino se ató una cuerda a la cintura y se zambulló para alcanzar al coche en peligro. Tendió la mano a Jordan, el más cercano a él, pero según cuenta McEarlan, el chico lo rechazó vehementemente: “Salva a mi hermano primero”.
Jordan no sabía nadar y el agua le aterrorizaba, recuerda John Tyson, su padre. “No puedo ni llegar a imaginar qué estaría pasando en su interior para dar su vida por salvar a su hermano. El miedo al agua le petrificaba. Es nuestro pequeño héroe.”
McErlean pudo poner a salvo al pequeño Blake, pero en el viaje de vuelta la cuerda que los sostenía se rompió. No hubo tiempo para sustituirla: el coche fue arrastrado por la fuerza del agua. Jordan y Donna no sobrevivieron.
Emocionalmente devastado, McEarlan relata a los periodistas que el niño no paraba de gritar: “Salve a mi madre. Por favor, por favor, salve a mi madre”.
A día de hoy, al menos 55 personas continúan desaparecidas en las zonas inundadas de Australia.

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