sábado, 24 de septiembre de 2011


Bit Coin, el dinero invisible que está creando una economía paralela

Solo le ha hecho falta algo más de una década a la Red para cambiar nuestra manera de comunicarnos, investigar, consumir, informarnos e incluso ligar. Hoy en día, hasta los levantamientos populares se gestan en bits. La Edad de la revolución industrial y sus dos siglos de consecuencias ya han encontrado plaza en el asilo de los libros de historia y los inamovibles esquemas de los estandartes de la civilización, (como los de la política, los mercados, el arte o la prensa) saben que avanzan un paso al frente al borde del abismo. La vida a golpe de pantallazo ha dejado de ser ciencia ficción en esta nueva etapa de la humanidad. Próxima estación: La moneda que no existe.
Bit Coin (BTC) es una divisa electrónica que un/una anónimo estudiante de informática japonés apodado Satoshi Nakamoto ideó en 2009. Una moneda, igual que cualquier otra, pero que en vez de existir físicamente se compone de un entramado de certificados digitales asimétricos y firmas digitales que la hacen efectiva sin necesidad de ser oficial. En realidad, un sistema semejante al que se utiliza para realizar las marcas de agua que marcan cada billete de las monedas que conocemos y así evitar su duplicación.
En sus comienzos, tan solo se trataba de una unidad de cambio utilizada por hackers y tecnoanárquicos. Un propósito que ya trató de hacerse hueco en la red con monedas no metálicas como E-gold (1996), Pecunix (2002) oeCache, que habían probado suerte sin éxito.
Pero el proyecto de Nakamoto, basado en una red de dinero digital con un valor superior al dólar, la libra o el euro, manejado directamente por los usuarios sin depender de ningún emisor central ni atravesar filtros bancarios, empieza a importunar a gobiernos y mercados. Algunos temen que se convierta en la gran moneda no-oficial de la red.
El concepto, un desarrollo de la idea de criptomoneda descrita por Wei Daien 1998 en la lista de correo electrónico Cypherpunk, no es otra cosa que la creación de monedas virtuales protegidas por un código criptográfico que no dependen de la tutela de ningún emisor central, y por lo tanto, tampoco corren el riesgo de que organismos gubernamentales o económicos las centralicen y manipulen aumentando su cantidad arbitrariamente para generar inflación o cobrando comisiones.
Se trata de una moneda en red P2P, es decir, de persona a persona, de nodo a nodo. Un entramado horizontal en el que no existen ni clientes ni servidores. Su base de datos se reparte en varios nodos de la red de usuarios del sistema y es en éstos donde se registran y verifican las transacciones. Cada poseedor de esta divisa, provisto de un software Bitcoin, tiene un monedero identificado con un número (y no con un nombre), donde guardar su cyberchatarra, o al menos, la guarda en el archivo web de un tercero que ofrezca este servicio.
Esta nueva divisa, ajena al oficialismo monetario conocido, es según los blogs de algunos expertos economistas “una invención sin ninguna posibilidad de futuro”, sin embargo, a juzgar por los hechos, también es una moneda que ha sido capaz de multiplicar por cinco su valor en el pasado mes y cuya capitalización estimada ya asciende a cerca de 100 millones de dólares.
Muchos servicios comienzan a usarla y la aceptan como moneda de pago (sobre todo para adquirir juegos y otras prestaciones a través de internet), existen sitios webs donde se cambian por dinero real, también es posible invertir en la bolsa de MtGox e incluso, en función de lo denunciado por dos senadores americanos, según informa el diario británico The Guardian, supuestamente también le han sacado el gusto a las invisibles moneditas algunos usuarios de la nueva página de compra-venta digital anonyma Silk Road (en la que se acepta esta divisa) para negociar con droga.
Los senadores aseguran que se aprovecha el anonimato que confiere la transacción directa con la otra parte negociadora, a la que además solo se conoce por un número, para no dejar rastro en ningún tipo de entidad al comerciar con productos ilegales. Un uso que los defensores de las BTCs consideran marginal y fuera de las “sanas” intenciones de esta divisa.
Y si no existe… ¿cómo hacerse con un puñado de las monedas virtuales?
Existen dos métodos para hacerse con un pequeño botín de Bit coins. Para inexpertos, basta con buscar una oficina de cambio virtual como MtGox oBitcoincomes y comprarlos a cambio de dinero real. Los que prefieran hacerse con ellos por la patilla, tendrán que esforzarse.
La forma de conseguirlos se denomina minería Bit coin. Consiste en que se generan desafíos (informáticos) premiados con 50 BTCs que obtendrá el primer usuario capaz de descifrar la manera de acceder a ellos. Para los más entendidos: se firman 50 BTCs con un hash y el primero en reventar dicho hash se hace con el botín y lo firma con una firma asimétrica fuerte. Pero aviso para mineros, el ratio de BTCs es predecible y limitado. Se creó para que su número tienda a 21 millones de unidades, y se estima que para 2013 ya se hayan generado la mitad de ellas y tres cuartas partes para 2017.
Mineros, informáticos, piratas, banqueros y políticos del mundo, ¿llegó la hora de coserles los bolsillos a sus pantalones de la otra era?
Más información en la web We Use Coins.com

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