domingo, 2 de diciembre de 2012


Singapur busca bebés para salvar la economía

Bebé nacido en Singapur en 2004
Los singapurenses culpan a la carrera, el estrés y el costo de las propiedades y la educación por no tener hijos.
"La población de Singapur necesita crecer".
"Soy un marido patriótico, eres mi esposa patriótica, ¡cumplamos con nuestro deber cívico y creemos vida!"
Las frases son parte de un rap que utiliza referencias locales como "Vamos a poner un bao (bollo) en el horno" para reírse de la tasa de natalidad de Singapur.Puede parecer inverosímil que estos versos sean parte de un anuncio de pastillas de menta, pero a pesar de eso - o quizás debido a eso - el video se volvió viral en YouTube en Singapur a principios de este año. clic(Ver el video)
La empresa de publicidad que hizo el video, BBH, alberga la esperanza de que con el anuncio logren llamar la atención sobre el problema de una manera divertida.
Su director creativo, Douglas Hamilton, dice que quiso usar el poder de la música para que la gente cumpla con "su deber nacional".
"Esto es algo puramente de internet, así que tuvimos que hacerlo divertido y gracioso. Es el mayor problema en este país. Somos los peores del mundo en reproducirnos a nosotros mismos, así que sentimos que este era un tema que teníamos que abordar".
"Sabíamos que el gobierno había intentado muchas cosas, como lanzar perfumes con feromonas u organizar veladas de citas rápidas (speed-dating). Muchas de esas ideas pueden haber sido creativas, pero no necesariamente funcionaron. Así que pensamos, ¿por qué no hacemos lo más creativo posible para solucionar este problema, que es componer un rap?"

1,2 hijos

El que no se lo toma tan a la ligera es el gobierno de Singapur. Gasta US$1.300 al año en políticas para animar a los ciudadanos a tener más hijos.
Un paquete del gobierno para matrimonios y padres otorga hasta 15.000 dólares por niño, extiende las licencias por maternidad y reparte beneficios fiscales. Pero todo esto ha tenido poco efecto.

Singapur

Singapur es una ciudad Estado rica y de alta tecnología en el sudeste de Asia, también conocida por el conservadurismo de sus dirigentes y sus estrictos controles sociales.
  • Población: 5,2 millones (ONU, 2011)
  • Capital: Singapur
  • Superficie: 660 km2
  • Idiomas oficiales: inglés, malayo, mandarín, tamil
  • Religiones: taoísmo, budismo, el islam, cristianismo, hinduismo
La tasa de natalidad de Singapur, de acuerdo con su división nacional de población, se sitúa actualmente en 1,2 hijos por mujer. La última vez que estuvo por encima de 2 -conocida como tasa de reposición- fue en 1976.
Así que ¿por qué los singapurenses no tienen más hijos? Tan Wei Ming, directora de Políticas de Matrimonio y Familia de la División Nacional de Población, dice que es debido a una "mejor educación" y "una gama más amplia de oportunidades de carrera".
"Eso le ha permitido a la gente disponer de una gama más amplia de opciones en términos de objetivos de vida y prioridades, más allá de casarse y formar una familia", explica.
"Estos cambios en las normas sociales han contribuido al aumento de la soltería, y a demorar el matrimonio y los nacimientos, lo que da como resultado una disminución de la tasa de natalidad en Singapur".
Mientras tanto, una política de inmigración ue punta a aumentar drásticamente la inmigración para hacerle frente a la disminución de la población ha creado resentimiento entre la población local. En Singapur hay sitios web donde abunda la xenofobia apenas disfrazada contra muchos nuevos inmigrantes, en particular los chinos, a los que critican por mantener los salarios bajos y no integrarse.
El aumento de la inmigración también es visto como una de las razones por las que el año pasado el partido de gobierno de Singapur experimentó su peor resultado electoral desde la independencia. Desde las elecciones ha habido un intento de corregir el problema, con las cuotas y gravámenes más altos para los trabajadores extranjeros.

Consecuencias inesperadas

Mientras que la caída en la tasa de natalidad tiene efectos conocidos en el crecimiento económico de una nación, los ingresos fiscales, los costes sanitarios y las políticas de inmigración, el ejemplo de Singapur también está teniendo algunas consecuencias inesperadas.
Construcción
El gobierno intenta que no se construyan tantas casas pequeñas.
Por ejemplo, ha comenzado a afectar al sector inmobiliario.
La autoridad de desarrollo urbano ha pasado a controlar el número de apartamentos pequeños, conocidos como "caja de zapatos", que se puedan construir en determinadas zonas de la ciudad.
Estos apartamentos tienen superficies de 46 metros cuadrados y han tenido mucho éxito de ventas. Sin embargo, hay preocupación de que puedan promover un estilo de vida de soltería y desanimen a los desarrolladores que quieran construir casas grandes, familiares.
Pero Lim Yew Soon, director general de la empresa inmobiliaria EL Developers, dice que sus "cajas de zapatos" se venden mucho más rápido que las unidades más grandes.
"Son más populares, en el sentido de que las unidades se agotan días, incluso semanas, más rápido que las unidades de mayor tamaño. Esto hace que sea mucho mejor para nuestro flujo de caja".
Sin embargo, admite que las nuevas normas dan orientaciones más claras para los desarrolladores, a los que antes se les ponía trabas si querían ofrecer demasiadas unidades pequeñas en un proyecto.

"Demasiado estresados"

Singapur
Singapur es una ciudad Estado.
Si bien estas nuevas reglas pueden ser un paso hacia el aumento de la tasa de natalidad nacional, al hablar con los singapurenses que trabajan en el distrito financiero del centro pareciera que no van a tener mucho efecto.
"La gente está muy estresada, las casas son caras y también lo es la educación, por lo que muchas personas lo están posponiendo", dice un joven ejecutivo.
"Otras personas pueden tener niños. Pero para mí es importante contar con mi propio dinero y tiempo", dice otro joven de unos 20 años.
Hombres y mujeres mencionan su carrera, el estrés y el costo de las propiedades y de la educación como los motivos que les impiden tener hijos.
Así que, por mucho que el gobierno trate de empujar a sus ciudadanos a tener hijos, cuando se trata de hacer bebés, los singapurenses son quienes tienen la última palabra.

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