Parte del encanto de nuestras mascotas es que son eso, mascotas, que se encuentran a una sana distancia de nuestra humanidad y las características de nuestra especie, por lo cual, a pesar de tantas fantasías infantiles alimentadas al respecto, si nuestro perros, gatos o aves domésticos pudieran hablar, entender o hacer algo que razonamiento pleno, sin duda el pavor sería una de las primeras reacciones del dueño, y no, como se cree, el asombro empático.
Prueba de ello es este ominoso perro que, como ya se ha observado ampliamente en Internet, posee un rostro con una inquietante semejanza con las facciones de un hombre, acaso un ejemplo de eso que Freud denominó lo Unheimliche y que en español se ha traducido como “siniestro”: aquello que causa terror por ser inesperadamente familiar.
Las imágenes fueron tomadas por Renny Mills, fotógrafo profesional de mascotas, a Tonik, un pequeño poodle Shih Tzu que se encuentra en un refugio de Kentucky en espera de ser adoptado, lo cual es muy probable que suceda de un instante a otro en vista de la viralización que han tenido en la red.
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Cuando el mejor amigo nos muestra su peor cara

Por Mariano Donadío  | LA NACION

Depositamos en los perros lo mejor de nuestra humanidad. Los imaginamos inteligentes, afectuosos, fieles, comunicativos. Pero en Kentucky hay un perro que nadie quiere. Se llama Tonik y su rostro es perturbadoramente parecido al de una persona.
Las fotos de ese can recorren el mundo. Tonik tiene dos años y es un pequeño poodle Shih Tzu de ojos marrones y melancólicos. Fue rescatado de la muerte en un refugio canino de Mishawaka (sí, todo en esta historia suena triste y ridículo al mismo tiempo) y su rostro es similar al de un hombre peludo. Si los perros sonrieran, la sonrisa de Tonik sería la de una alegría tanguera.
Hoy, Tonik vive en un refugio para perros abandonados. ¿Habrá venido alguien a adoptar a ese paria entre las dos especies, la del hombre y la del perro? En esta sociedad que se busca a sí misma en sus mascotas, solemos decir que un perro es como un hijo, como un novio, como un hermano. Nos esforzamos por humanizar al mundo. Pero a veces vemos el resultado, y decimos como Nietzsche: humano, demasiado humano.
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¿No resulta paradójico que le neguemos nuestra amistad, respeto y amor a este perro, 
por asemejarse a nosotros? Me parece simplemente increíble. Y esos epitetos de: "siniestro", y de "peor cara", no los concibo. Delia