viernes, 14 de agosto de 2015

Engaños publicitarios clásicos

Coca ColaQue la publicidad está diseñada para vender productos es un hecho que todos sabemos.
Pero, ¿cuánto nos dejamos seducir por esa publicidad?, ¿mantenemos un mínimo criterio, espíritu crítico ante el bombardeo publicitario?
Lo sangrante es cuando afecta a productos no muy recomendables, especialmente para los niños, que pasan a ser productos de uso común, y a menudo considerados como “premios”.
El artículo de Juan-M Dupuis “Artimañas publicitarias contra las que debe estar alerta” nos llama la atención en concreto de tres productos “muy bien publicitados”: Coca-Cola, McDonald’s y Marlboro.  Curioso que el rojo predomine en estos tres productos.
“Millones de personas se pusieron a beber Coca-Cola, no porque fuera mejor que el zumo de manzana natural, sino porque la publicidad les sugirió que beber Coca-Cola era ser moderno y, a la vez, divertido y sentaba bien. Se pusieron a fumar para parecerse a ese cowboy seductor de Marlboro y entraron en los McDonald’s por el pretendido ambiente de fiesta del payaso Ronald McDonald.
Todo ello sin darse cuenta de la calidad deplorable de lo que consumían.”
Un tribunal estadounidense ha condenado al banco francés BNP-Paribas a pagar 10.000 millones de dólares de multa, con el pretexto de haber actuado contra los intereses de Estados Unidos.
Pues, por la misma regla de tres, yo pido a los tribunales no ya de Francia, sino de toda Europa, que con la máxima celeridad condenen a Coca-Cola, McDonald’s y Marlboro a una multa de 100.000 millones de dólares por haber dañado profundamente los intereses de los ciudadanos europeos.
Sería en legítima defensa.
Si el tribunal necesita ayuda, puedo elaborar rápidamente un informe que demostrará los efectos catastróficos que han provocado estas empresas en la salud de la población, los millones de muertos por diabetes, accidentes cardíacos y cáncer….
¿De qué son culpables estas empresas estadounidenses?
Coca-Cola, McDonald’s, Marlboro (y podría añadir tantas otras marcas estadounidenses que llegaron a Europa a lo largo del siglo XX) no son empresas como las demás.
Desde los orígenes de la humanidad, las personas compraban bebidas porque tenían sed y comida porque tenían hambre.
La increíble novedad, introducida por las empresas americanas, fue desviar la atención de los compradores de la calidad real del producto para venderles el sueño que les acompaña.
… estas empresas dejaron de invertir en sus productos para hacerlo en el envoltorio, en las fotos de famosos, en los paisajes de ensueño que evocan el Far West, en bombardeos publicitarios en todos los canales de comunicación y en acontecimientos deportivos y culturales, concursos y regalos gratuitos para los niños (la especialidad de McDonald’s).
Y para poder pagar todo esto… ahorran todo lo posible en:
  1. Materias primas: sobre todo se elimina cualquier ingrediente costoso. El jarabe de glucosa se ha convertido en la piedra angular de esta nueva industria, completada por el pan blanco, el kétchup y las patatas fritas congeladas; hay que contar siempre con productos de muy larga conservación.
  2. Mano de obra con la menor cualificación posible: no se necesitan muchos campesinos para fabricar la Coca-Cola, ni un título de cocinero para preparar hamburguesas en cadena.
  3. Utilizar ingredientes que introduzcan una dependencia en el consumidor. Es el caso evidente del tabaco, pero también del azúcar y de la cafeína que contiene la Coca-Cola, así como de los productos de McDonald’s: a fuerza de consumir estos alimentos blandos, grasos, templados y vagamente azucarados, se observa que los niños se vuelven incapaces de engullir los alimentos tradicionales. Les asquean los olores fuertes, los alimentos que no conocen, y no logran masticar lo duro, ni incluso servirse correctamente con los cubiertos en la mesa.
¿Se trata de un engaño voluntario, organizado y a gran escala? Sí, por supuesto, ya que el público estaba indefenso ante las supercherías de una publicidad basada en un profundo conocimiento de la psicología humana.  ¿Hay algo más normal que querer ser seductor, divertirse, ser guay…?
¿Se trata de un atentado contra la salud y la vida de los consumidores? Sí, evidentemente, puesto que todas las publicidades de estas empresas pretendían desviar la atención de los consumidores del contenido nutritivo real de los productos. Por el contrario, tenían como objetivo hacer creer que consumir esas bebidas, esos alimentos o esos cigarrillos vuelve la vida más festiva y feliz…
Eso no es ni inocente ni anodino, puesto que entraña consecuencias graves y es normal que sus responsables deban pagar por ello.

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